Ira

Hoy me confieso.

Si preguntan por mi, a mis cercanos y gente del círculo y preguntan cómo soy seguro que palabras como "irónica", "misántropa", "maniaca", "artista", "autista", "burlezca", "extraña", "loca", "impaciente", "desquiciada" saldrán repetidas unas cuantas veces, no soy una miss simpatía pero tampoco es que sea una mala sujeta (creo), el que mi apellido sea Vial y mis amigos graciosamente lo hayan mutado a "Vil" es otra característica pero en general aparte de todo eso no me considero una persona esencialmente salida del quinto infierno y puesta en la tierra.

Sin embargo la misantropía es algo muy mío, no en vano en mi casa todos dicen que me falta el bastón para ser Doctor House, me gusta jugar con las ironías, soy poco paciente y generalmente una bruta con las palabras a otros cuando se trata de situaciones de auto-compadecimiento. Sin dudas otra de mis no-cualidades es la poca paciencia, soy de las que si va al supermercado a comprar algo porque muere de hambre y ve las colas llenas prefiere irse sin comprar y cagarse de hambre, soy de las que explica las cosas quizás dos veces pero ya una tercera me exige mucho esfuerzo personal, soy de las que odia las preguntas como "¿qué dijiste" cuando se que mi interlocutor ya ha escuchado lo que dije, soy de las que si citan a las 8 llega cinco para las ocho y detesta que no sean puntuales. Así soy, esa es mi esencia, pero el que sea así no implica que necesariamente sea así todo el tiempo, el 90 % de mis amigos es impuntual y lidio con ello, mi madre me manda al super a comprar algo para el almuerzo en las horas pick y tengo que tragarme 25 minutos de colas de supermercado, generalmente mis amigas creen que soy la doctora corazón y debo soportar esas largas charlas donde todo se solucionaría con un "te lo dije" pero me esfuerzo por ayudar, etc.

Este año me contrató la universidad para ser profesora de dos cursos universitarios, enorme desafío que tomé con gusto a mis 23 años porque además de todo eso soy de las que siempre se va a lo dificil aún cuando cueste mucho y conlleve un montón de sacrificio, me encanta retarme a mi misma y probar que puedo más, así que nada, acepté y firmé contrato sabiendo que sería todo un desafío tomar dos cursos de 25 personas y tener que lidiar con ellas.

Gran desafío para mi misantropía y mi no-paciencia. ESE era uno de los grandes desafíos.

Pero entonces las clases comenzaron y descubrí que amo la docencia a grupos grandes, es distinto estar en una sala con un alumno enseñando piano a estar frente a 25 sujetos, ocupando dos pizarras (la con pentagramas y la blanca), un escritorio y un piano para hacer la clase... fue como descubrir un placer nuevo, y me animé a hacerlo con todo el gusto y responsabilidad posible. Con un curso he avanzado de manera magistral y ya -con apenas un mes de clases- he creado lazos increíbles con los alumnos, sin embargo con el otro curso ha sido una cosa distinta...

Hoy mismo tuve un encontronazo con uno de los alumnos que desde el inicio ha sido un sujeto que, si me lo encontrase en mi vida diaria y no en una sala de clases, seguro que me lo como vivo y le desgarro la yugular por el simple placer de hacerlo callar, ¿me explico? Pero he tolerado un mes con él y sus comentarios por debajo, ese tipo de comentarios en que quiere que yo sepa que comenta algo pero realmente no se qué palabras dice, ese tipo de sujeto maricón que: o le faltan huevos para terminar diciendo las cosas de frente o le faltan neuronas para entender que el idiota está en una sala de clases y no en una feria en la plaza.

Soporté un mes ignorando al sujeto, con mi conciencia diciendo a cada momento "contrólate, eres la profesora", pero ya hoy tuve un límite, y voilà, mi primer enfrentamiento con un alumno y la primera vez que ese curso me vio con ojos de "hey, la tipa tiene 23 pero es la profe". Fui todo lo políticamente correcta pero realmente lo único que quería era darle una patada en el culo, aún así fui efectiva, pocas palabras, certeras pero eficaces (espero)... sin embargo todo este asunto me dejó un gusto amargo en la boca... no me sentí "ganadora" por enfrentarme a él, aún cuando creo que gracias a la docencia mi paciencia se ha estado puliendo mucho más... me dejó una sensación de desagrado enorme y claro, ira contenida por algo que realmente se podría haber evitado si el sujeto conociese la palabra ubicación.

Y me he puesto a pensar en lo estúpidos que somos muchas veces los seres humanos, estoy segura que la mitad de los sujetos de ese curso no entienden el privilegio de estar sentados en un aula universitaria y no estar de reponedores en un supermercado porque no les alcanzó ni el dinero ni el resultado de la prueba de ingreso para estudiar algo y ser profesionales. Estoy segura que más de la mitad de esos sujetos me creen no capaz ni apta para ser la profesora de un ramo como ese, pero ¿entonces qué? ¿debería ir con mi curriculum y decirles "eh, aquí está, toco piano desde los 7 años, leo música desde los 7 años, he ganado un concurso internacional y he tocado en los mejores teatros del país"? ¿Por qué tengo que validarme frente a un grupo de estudiantes sólo porque tengo 23 años? ¿Por qué un sujeto de 21 años cree que puede tratarme como una cualquiera sólo porque no tengo 45 años y una barriga y bigotes como el profesor anterior de la asignatura al que todos siempre han respetado?

Machismo (porque el 95% del curso son hombres), soberbia (de la más estúpida) y además imbecilidad de la pura y bruta.

Estoy enfadada, sí, por cómo funciona el mundo.
Necesitaba desahogarme un poco aún cuando hay mucho más que decir.


P.D: siento si no me he pasado por sus blogs a comentar, he tenido días terribles y ocupadísimos. Mi mente no descansa y mi dolor de cabeza sigue...