volvamos a pensar.

Posiblemente si no viven en Chile no estén enterados de la real revolución que en estos minutos se vive en el país a causa del tema de la Educación, como bien leía una columna hace unos días, en este asunto Chile avanza en solitario con un sistema que pretende mejorar destruyendo paulatinamente la educación pública y transformando la educación en un lucrativo negocio donde sólo unos cuantos bolsillos de los más poderosos se terminan beneficiando.

Chile firmó un pacto internacional el año 1989 donde se comprometía como estado firmante a ir entregando gradualmente una educación superior gratuita a los estudiantes, irónicamente ha pasado lo contrario, con el pasar de los años las universidades privadas han ido en aumento y la educación se ha ido encareciendo alarmantemente. ¿Se entiende que luego de estudiar un estudiante chileno deba alrededor de 20 millones de pesos luego de terminar su carrera universitaria? ¿Por qué en Chile se destina apenas un 12 a 14 % en financiar el gasto de las universidades estatales cuando en otros países ese porcentaje es un 50, 60 e incluso 70 %?

Les diré por qué, por miedo, el miedo de estos que se creen con el derecho a dirigir el país a que  las universidades cumplan precisamente la labor por las que fueron creadas, sean centros de reflexión, de pensamiento, sean las instancias donde la sociedad se piense a si misma, es aquí y no en otro lugar donde debieran converger los pensamientos críticos y analíticos de una sociedad, es donde debiera armarse la cátedra del pensar y un pensar que inmiscuya a todo el que tenga las ganas de hacerlo y no el que "pueda" llegar a hacerlo y tenga que pagar para lograrlo.

Son las consecuencias de una política del miedo, materialista y existista, hoy en día  todo es competencia, para todo hay que ser competente y poderoso, poder que se mide por el poder económico, en Chile el que tiene más voz es el que tiene el dinero. Alinear a una sociedad, mantener las mentes adormecidas y procurar que el rebaño se mantenga silencioso, donde se haga creer que existe una igualdad de oportunidades cuando eso realmente no existe, porque está el miedo de pensar que si se mantiene en un aula a chicos de cualquier clase social y se les da las mismas herramientas estos mismos sujetos "reciclados de la dictadura" pierdan sus cómodos puestos de poder, porque se teme el tener una sociedad pensante.

Es por eso que ahora buscamos el volver a tener el derecho del libre pensar, el volver a recuperar espacios que por derecho nos corresponden, la educación es un derecho no es un negocio y precisamente por eso es que hay que dejar de una vez por todas el mantenerse en la vereda de al frente y observar cómo se marcha en las calles y no unirse, basta de ser ovejas de un rebaño, es momento de reclamar por algo que es justo y propiamente humano: el pensar.